El cubo de basura

¡Qué recuerdos! ! ¡Cuántos recuerdos!

 

Tirar la basura, bajarse desde un tercero por las escaleras, rápido, rápido, sin entretenerse, pero con la sensación al salir del portal de alcanzar la meta.

¿A quién le toca hoy? Nos peleábamos por hacerlo o no.

 

A mí personalmente me gustaba tanto subir y bajar, bajar y subir que era la excusa perfecta.

Con esos cubos redondos con su tapadera azul o verde y al llegar abajo, levantar los talones y ponerme de puntillas para que todo quedase dentro como debía ser.

 

Y una voz… Esa voz inconfundible tan firme y tierna a la vez.

¿Te has lavado las manos cielo?

 

Sííí con jabón, ya voy.

Ahora todo promete ser más divertido porque la basura se clasifica según lo que consumimos y además en contenedores de colores con sentido y orden.

 

También ahora nos gusta tirarla, por lo menos a mí, porque en el momento de hacerlo y bien, te llena de orgullo y es tan importante para el medio ambiente.

Además, después de una buena comida o cena, no hay nada mejor como dar un paseo y sentir el aire en tus mejillas, mientras vuelves con tu cubo de colores.

Y… hasta te puedes encontrar con un simpático vecino que te guiña el ojo o no.

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