Mi querido colegio, cómo te añoro.

Con tus luminosas ventanas por las que me asomo y esos pasillos mágicos por los que voy a mi aula una y otra vez.

Los recorridos están llenos de aventuras.

Paredes y puertas que nos hablan y nos enseñan todo lo que hacemos.

¡Somos unos genios!

Porque, para mi cole somos muy  muy  importantes, como en un equipo, no sobra ni uno.

Ah! y que decir de esos patios llenos de color,  con ilustraciones que nos transportan, viajando al mundo de los cuentos, de las letras y números que te llaman para jugar y aprender.

Eres tan especial para mí, para todos nosotros.

Por eso te escribo esta carta, para que sepas que no te olvido,  que estás en mi pensamiento y cuando vuelva, te voy a cuidar y querer aún más.

Volverán contigo las voces, las risas y los abrazos. Y seguro que haremos una fiesta de BIENVENIDA para ti mi querido colegio.

¡¡Hasta pronto!!

 

A MIS HERMANAS FRANCISCANAS

Su labor de entrega y fe hace aún más bello el mensaje de Jesús.

Cuando miro a la Virgen, veo sus sonrisas y sus expresivos ojos que delatan tanta dulzura.

Ellas están presentes en todos los rincones del corazón, allá dónde se necesite ayuda, dónde hay amor, allí están, ofreciendo su mano.

Nos cuidan desde siempre y a través de la línea del tiempo conocemos más sobre sus vidas, su vocación.

Sus voces están en las oraciones del Mundo y nos cubren de esperanza y ejemplo.

A su lado , las familias, los profesores y alumnos, a los que miman como un preciado tesoro que forma un fantástico collage, dónde impera el espíritu franciscano en toda su esencia.

Gracias desde nuestro corazón con un amor inmenso.

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