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Miro por la ventana

Miro por la ventana,

cada día, cada mañana.

 

Me desperezo abriendo la boca como una auténtica osa.

 

Mi nariz todavía roja del agua fría,

se encoge y estira, avisando a los mofletes regordetes.

 

La fila de dientes prepara su partida,

si llega el desayuno, sonrío enseguida.

 

Y si el cristal se empaña,

 hago dibujos que bailan y cantan.

 

Miro por la ventana,

cada día, cada mañana.

 

¡Cuántas cosas se escapan!

 

Los detalles al vuelo, los recojo encantada.

 

Segundos, minutos que chocan y hablan.

 

Entonces, las nubes curiosas se asoman,

el sol no se enfada.

 

Y mira el cristal dónde está mi ventana.

 

Y me hace un guiño.

 

¡Ya estoy preparada!

 

Abro bien los ojos

 y mis manos largas señalan la hoja perdida que el viento levanta.

 

Volando hacia mí,

 silenciosa danza.

 

Vuelvo a suspirar porque en ella viaja,

 otra más pequeña que eleva sus alas hacia el infinito

 con promesas y alma.

 

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