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Una singular flor azulada

Bienvenidos de nuevo a compartir nuestras letras viajeras con un sinfín de melodías y detalles que en el Buen Consejo prometen ser únicas .
 Sois vosotros la promesa que nos sorprenderá cada día.
 Y ahora comenzamos…
Formaba, un precioso ramo entre todas las florecillas que la componían, dando al jardín el color del verano.
Te asomaste sigilosa, inclinándote suavemente buscando al sol y quizás, a mí para saludarme.
Y cuando la vi, sentí que me miraba en silencio.
Escuchando tímidamente el susurro del aire, recordando el inicio de las vacaciones.
Ahí estabas, compartiendo espacio con un joven árbol protector, que expectante observaba desde lo alto, quien sería su fiel compañera.
Un misterioso contraste de fuerza y belleza.
Melancolía por la pérdida de sus hojas con algún brote escondido, pero feliz por su singular presencia.
De repente, la llegada de una traviesa mariquita hizo reír con sus cosquillas a la flor azulada, que respondió con una maravillosa danza improvisada.
Se unió a ellas, una blanca mariposa, que hizo una breve pausa en su vuelo para dibujar el magnífico cuadro de la naturaleza, sabia en su hacer.
Y a partir de este bello momento en el que nuestra florecilla apareció sin avisar, os iré contando las peripecias que se vayan presentando reales e imaginarias.
Vosotros las tendréis que averiguar, pues al leer mis letras, seguro que conocéis secretos y misterios que también son los vuestros.
Un inicio de curso con matices tan diversos que nos ofrecerá un marco inigualable de aventuras y fantásticos proyectos que compartiremos familias, alumnos y profesores en nuestro colegio, un espacio de valores franciscanos sentidos y vividos por y para todos.

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