Vuelves a sorprenderme una vez más mi bello Mar con tus fantásticos huéspedes. ¡Cuántos recuerdos¡
Tu olor a salitre, tu color incomparable, verdoso, turquesa, bravo a veces, en calma otras.
Olas 🌊 que chocan inquietas hacia las rocas, piedras y arena dónde la luz refleja el fondo de tu existencia.
Y de repente tú, un travieso cangrejo se desliza a través de una pequeña caracola.
Como si de un baile se tratara, da pequeñas vueltas alrededor, despacio, dibujando círculos en la orilla.
De repente y sin avisar, un alga se acerca sigilosa y te invita a quedarte unos instantes con ella.
Pero nuestro ermitaño quiere seguir adelante, sin miedo, guiado con sus diminutas tenazas en un viaje sin retorno, buscando un lugar dónde seguir explorando el maravilloso fondo marino dónde le ha tocado vivir y ser tan especial como todos los increíbles habitantes del mar.
Tenemos tanto de ese cangrejo ermitaño en nuestro interior y que bello es sentirlo.