El patio

Un espacio donde descubrimos la amistad.

Donde los sueños se comparten y la complicidad escogida, sella nuestros secretos.

Juegos y bailes que conocen que conocen nuestra canción.

Y ese mirar inquieto de enseñar al otro nuestro parecer.

Donde el respeto de “ser” tiene que prevalecer por encima del “estar”.

Sabor dulce y salado en nuestros desayunos, acompañados de la frescura de una pieza de fruta, tal vez o casi siempre.

Uniformes que van y vienen con pasos firmes, dispersos o tranquilos, tan diferentes que van buscando su autonomía.

Emociones todas, que se expresan en ese tiempo de libertad.

Conflictos y negociaciones entre ambos, pero sin olvidar la empatía.

Porque nuestro patio, despierta y llama a la convivencia una y otra vez.

Esa es su esencia, su filosofía, y es entonces cuando se asoma la persona a un sinfín de momentos inolvidables.

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