Llenan el aire de calma,
armonía que se palpa,
al ver a todos felices,
fe, amor y esperanza.
Corazones que valientes,
cantan a Jesús, sin pausa.
Las familias participan
con la emoción que se palpa.
Momentos inigualables,
late el corazón del Buen Consejo,
con sus profes encantados,
orgullosos de lo dado.
Túnicas y sonrisas,
lágrimas que delatan,
algo tan grande destaca.
Y la oración se abre paso,
abraza y viaja,
por el alma franciscana.