¡Te vuelvo a descubrir!
Tu rostro me resulta familiar pero nuevo.
¡Tienes boca! ¡Y barbilla!
No recordaba esos pómulos tan regordetes y preciosos.
Ni esa fantástica sonrisa que te ilumina la cara.
Cierro los ojos y estás.
Me gusta tanto mirarte.
A través de tu piel revivo tu historia a mi lado.
Lo que más me sorprende es la cantidad de dientes que asoman curiosos entre los labios.
Y como han crecido las cabezas de todos…
Es estupendo veros completos de nuevo sin olvidar el porqué, ya que nuestros ojos y nuestras manos han hecho un trabajo estupendo.
Cuidarnos es cuidar al otro, por ello nos damos un sonoro aplauso y un gran abrazo de oso.
¡Te vuelvo a descubrir!
¡Y tú a mí!
Me hace tan feliz que sólo tengo ganas de saltar y mirarte una y otra vez.
En este momento si, a ti y a ti, cada instante que me regalas,
me recuerda lo maravilloso de mi existencia.