La despedida

Se respiraba amor de un tiempo pasado y presente dónde había que dar cabida al dolor.

 

Los ojos vidriosos y las lágrimas llenaban un horizonte de vivencias y recuerdos que compartían familia y amigos.

 

Entonces la pena se fundió en un mundo de abrazos.

 Abrazos generosos, llenos de luz.

 

Una enseñanza de vida en común, sintiendo en todo momento, la esencia de haber conocido a un ser humano maravilloso.

 

Si hasta los nubarrones que se asomaban daban paso al sol para ofrecer su abrigo.

 

Una bella despedida donde el clamor de las voces decía en un susurro.

 

Te queremos.

 

 Hasta llegar al refugio del alma.

 

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