Categories Editoriales

¡No me hagas daño!

Porque cada mañana me levanto,

esperando una sonrisa.

Porque quiero sentir el viento sin que me haga caer.

Porque sé que estás ahí y yo también quiero estar.

Porque hay sitio para los dos si lo sabemos ver.

Porque respetarnos es respetarse a uno mismo.

Porque los márgenes del espacio los ponemos nosotros.

Y entonces la fuerza está en las palabras.

Y entonces nos damos la mano.

Y podemos sentir la libertad de ser.

Porque quiero ser feliz y que tú también lo seas.

Podemos ir más allá, cada uno con sus huellas.

Sin olvidar que pueden seguir tus pasos y enriquecer tu vida.

Por ello pongo voz a mis palabras.

¡No me hagas daño!

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *